te hace odiar tanto como querer... y más...

Las caras de tu tristeza, las toses de tu alma tan barrida
Las veces que quise comerte a besos, la cercanía de tu extrema sensibilidad… la certeza de tu aplomo compartido, desmembrado, atónito….
No puedo olvidar una cara no puedo cierro los ojos y está ahí
Observando mi vacío con v mayúscula…
Qués el vacío al fin, qués la imperfección… de tu casa vista de afuera…
De mis dudas y tu sorpresa, del encantamiento...
De tus voces en mi memoria exportando recuerdos de pretéritas épocas imperfectas… acaso esto es el medio… la mitad suprema la inconsistencia….
(tono de término invitando a pensar en un esperado descenlace)
Que no existe entre comillas, que no surge entre paréntesis, que no existe,… en el fondo sin comillas ni paréntesis…
Simplemente no existe
No existes…
Y ahora quizás deba, por fin, dormir, entregarme a Orfeo y dejarlo hacer de mi su mascota preferida, su silencio, su vacío…
Hoy soñaré con cóndores planeando en espacios vacíos, cayendo en picada al silencio… alegrías de niña inocente con una imaginación plena de magia...
Que no piensa sueña ni come…
Que no espera…
Que no espera…