Ahora que AB decidió que ya no existe el asunto se está poniendo un tanto engorroso... dejó de recordar intensamente y su mirada gris se intenta opacar... no sabe muy bien qué hacer y qué no... el otro día mencionó algo de un vestido rojo y un farol... unas manos... un gigante... dijo que la última noche de su vida bebió liquidos rojos, bailó entre los brazos de un ser inmenso, y caminó de vuelta a casa, como siempre, tranquila y libre, como siempre, con una pizca especial de frío y vaho, pero firme y sola... de madrugada... como siempre... luego se tendió entre las cubiertas rosadas, negras, naranjas (de los libros brillantes, sensibles, adictos) esparcidas sobre el sillón negro y cerró los ojos... y decidió quedarse allí por los siglos de los siglos, observando la tierra moverse, los días seguir adelante, desdibujando el contorno de una silueta inexacta, inconclusa... cansada... agotada...
Entonces yo dejé de escuchar,
Entonces yo dejé de escuchar,
Extraño profundamente sus latidos
No quiero querer entender,
(el compás acelerado de su ritmo vital)
Odio a esa mujer,
La música de sus movimientos... el gris de sus ojos...
Detesto a Antonina Barre
No hay comentarios:
Publicar un comentario