jueves, mayo 22, 2008

A.B.

Luego de algunas disquisiciones mentales y de alg-otras arbitrariedades de la vida terrena que me han impedido concentrarme en lo único que considero importante realmente, procedo a continuar con la descripción de aquello que, en la mente y las palabras de A.B. (las siglas nos harán libres) es considerado como dejar de existir. Si procediera incluso podríamos establecer una enumeración pero con el fin de no caer en categorías ni jerarquizaciones tan intrínsecas al ser humano, dejaremos los números a quienes pretendan justificar decisiones gubernamentales y a quienes son diariamente (o cada tres semanas) torturados con algunos problemas de papas, peras y manzanas (o con cálculos de varianza y covarianza )…uf…

Para comenzar, y repito que aunque sin ánimo de jerarquizar, pero ya que siempre por algo hay que comenzar, cronológicamente la primera forma de auto-asesinato serial que AB pudo imaginar, se relacionó con un camino que ya había iniciado accidentalmente hacía algún tiempo por lo que sólo debió acentuar algunas actitudes, expresar mucho más de lo que siempre se guardaba, romper algunos corazones, dejar caer muchas ilusiones, traicionar de la manera más cruel incluso sus propios sentimientos… dejar de hacer o recordar algunas cosas o hechos… y así… increíblemente… de una manera que le pareció quizás muy rápida (nunca pensó que sería posible, pero lo fue…)
Antonina Barré eliminó uno a uno a quienes estaban mas cerca del corazón de Teresa Serrano…
Antonina Barré desilusionó, atacó, abandonó y llevó hasta el límite más extremo, a cada uno de los amigos que alguna vez T.S. tuvo, pudo tener, e incluso a los que ya había perdido…
Antonina Barré se quedó sin la compañía, sin la voz, sin el color ni el calor...
A.B. se quedó sin ningún amigo en el mundo... sola... completamente sola...tristes palabras dignas de crónica roja… tristes y amargas lágrimas derramó A.B. en el proceso… casi muere, físicamente, de tanto dolor… hizo cosas horribles, el ser tan detallista la convirtió en una máquina perfecta de destruir amistades, en una torturadora serial… tan perfeccionista que incluso no pudo no preocuparse de que al final de "su función" no quedaran solos… y tristes… así el dolor de aniquilarlos al menos disminuía en parte… esa parte que quería sacar de si misma la misma parte que, precisamente, la había llevado a cometer tan descabelladas acciones...

… tristeza…

Personalmente nunca entendí porque A.B. no empezó por autoasesinatos cotidianos menos terribles, menos desgarradores, podría perfectamente haber desaparecido todo el chocolate del mundo (o al menos del país… o bueno de la ciudad… ya en fin, de la cuadra, o del negocio de la esquina no se, así…), podría incluso haber reglado su colchón y comenzado a dormir en cualquier parte, como hizo después, así al menos hoy tendría más lugares donde dormir… en fin… no lo sé… sólo sé que el proceso de dejar de existir es lento y abrumador, desgarra el alma y los sentidos, aturde los reflejos… e incluso exacerba el odio inherente de una manera demasiado peligrosa… aunque también, oh, maravilla!… al mismo tiempo, en el proceso A.B. nunca miró atrás… finalmente comenzaba a cumplir su objetivo: perdió toda su inocencia… casi todo su amor…y lentamente iba olvidándose de ese recuerdo infructuoso, candente, aparatoso, demasiado entrañable…
lentamente…

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